Control
¿Por qué se apagó la lámpara?
La protegí del viento con mi manto; por ello la lámpara se apagó.
¿Por qué se mustió la flor?
La estreché, inquieto y amoroso, contra mi corazón; por ello se mustió la flor.
¿Por qué se secó el río?
Construí un dique para que el agua sólo me sirviera a mí; por ello el río se secó.
¿Por qué se rompió la cuerda del arpa?
Quise dar una nota demasiado alta; por ello la cuerda del arpa se rompió.
-Rabindranath Tagore-
Quizá este poema del libro de Rabindranath Tagore «El Jardinero», tenga una lectura más radiante o esté escrito con otra intención pero me ha llevado a pensar, cómo cuando a través de nuestros comportamientos sobreprotectores, celosos y exigentes que nos decimos que hacemos desde el amor, estamos intentando controlar al otro para protegernos de nuestras propias inseguridades y angustias. Llevándonos, sin quererlo, a romper y secar a esos otros que decimos amar.
Nuestras parejas, amigas, amigos, hijas, hijos, seres queridos, no pueden ser nuestros calmantes, no deben serlo. En ese caso nos quedaremos sin ellos porque acabaremos perdiendo su esencia y alegría y apagaremos la relación.
Es cierto que sentimos que necesitamos imperiosamente que el otro nos calme porque hay algo que nos duele profundamente; si esa otra persona nos lo puede ofrecer libremente porque nos (re)conoce, nos quiere y sabe de nuestras dificultades tanto mejor, pero sería importante que trabajáramos en nosotrxs mismos a través de una terapia, para no tener que exigir, que controlar, que sofocar. Tal vez y mientras vayamos sanando a través del proceso terapéutico, podamos intentar hacer peticiones menos exigentes y agresivas, menos controladoras en resumen. Y si a pesar de todo, aquel otro se nos hace tan insoportable, podemos dejar la relación.
El otro tiene una existencia propia, no es un objeto que me tiene que dar lo que yo necesito. Como le amo me permito que sea lo que tenga que ser, no está a mi servicio. Probablemente no seamos conscientes de ello porque si lo fuéramos nos dolería enormemente lo que estamos en gran parte provocando, pero el control interpersonal sólo reseca al otro mientras está a mi lado que seguro que es lo que no quiero.
Cuando logre ayudarme a través de una buena/ buen profesional, veré que puedo tolerar e incluso aceptar que el otro no cubra mis necesidades ni mis carencias. Y probablemente el amor que logre sea más verdadero.