Corrientes psicológicas (II)

TIPOS DE TERAPIA
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En el anterior post traté de las terapias más corrientes en psicología. Las resumí en corrientes más racionalistas (donde se usa fundamentalmente el intelecto o los procesos cognitivos) y las terapias más emocionales o trascendentales, en donde se usan perspectivas más intuitivas, escucha del cuerpo, etc. Dentro de las primeras,identifiqué el cognitivo-conductualismo y el psicoanálisis. Éste último derivó en la psicología psicodinámica que abarca a muchos autores y escuelas, y de ella deriva la escuela de los intersubjetivistas, de la que hablaré hoy, fundamentalmente ésta estaría, a mi parecer, en un apartado diferente, en otro lugar usando ambos  la razón y la emoción; trabajando la cognición pero a través de la relación con el terapeuta y en donde se analizarían los sentimientos que le provoca a él el paciente.
De nuevo, quiero recordar que esta clasificación es una necesaria simplificación de un universo extremadamente complejo y diverso como es el de la Psicología. Me dejo muchos modelos de lado, que espero poder ir identificando en un futuro, además los profesionales de las diferentes áreas pueden no sentirse identificados ni compartir esta clasificación. No obstante, mi objetivo es que sepamos grosso modo qué tipo de terapia podría irnos mejor en nuestro camino terapéutico.

Así tenemos:

TERAPIAS RACIONALES

(Trabajan en los procesos conscientes o inconscientes a través de la interpretación y/o modificación de pensamiento)

A) COGNITIVO-CONDUCTUALES
B) PSICOANALISIS que derivó en PSICODINÁMICOS

TERAPIAS EMOCIONALES

A) HUMANISTAS: Gestalt, Psicodrama, Bioenergética, Logoterapia, junguianos, psicología trascendental, EFT o terapias centradas en la emoción.

 

TERAPIAS BASADAS EN LA RELACIÓN:

(Su foco se centra en la relación que se construye con el paciente, analizan tanto pensamiento como sentimiento en el seno de esta relación, particular y coconstruida)

LOS INTERSUBJETIVISTAS o también llamados terapeutas relacionales.

Los intersubjetivistas incorporan el paradigma que ya va imperando a mediados del siglo XX. No existe un observador objetivo de un objeto, sino que el observador observa con su propia predisposición que influye necesariamente en el objeto observado, así no existe realmente «un objeto objetivo» valga el juego de palabras, sino que el objeto cambia conforme entra en interacción con el observador. Así, si sustituimos observador por terapeuta, y perdonadme la osadía, pero objeto por sujeto en tratamiento, obtenemos que las respuestas que da la persona, deben ser analizadas como respuestas ante un terapeuta concreto, cuyas respuestas también estarán influidas por el sujeto. Así se establece una relación particular. Pues bien, es esa relación la que va siendo analizada en el tratamiento.
La escuela intersubjetivista tiene algunos autores paradigmáticos como Mitchel, Stolorow, Attwood. En Madrid, la escuela principal que sigue esta perspectiva es Ágora Relacional.
Los terapeutas intersubjetivistas, hacen pues mucho hincapié en la relación con ellos, cómo les afecta a ellos lo que va contando el analizado. Este aspecto es interesante para gente cuyas relaciones personales son muy disfuncionales, no entienden su relación con el entorno, no saben qué es lo provoca que sus vínculos o relaciones con el otro no sean satisfactorios. También permite incorporar una visión más global, en donde somos sujetos con necesidades propias, pero también podemos integrar las necesidades ajenas, y por tanto, se nos permite una visión algo menos autocentrada y universal que relativiza las explicaciones simples tipo «nadie me quiere, por eso me va mal» por ejemplo.

 Daniel Stern y la Boston Study Group

A través del estudio de los niños y sus relaciones tempranas antes de la aparición del lenguaje, Stern infiere una teoría basada en el conocimiento relacional implícito. Según este autor la unidad de observación clínica y de transformación terapéutica no es el individuo sino la relación. Pone  el acento en los «momentos presentes» o «now moments», que serían los puntos clave en el progreso terapéutico. Los momentos presente son vívidos sentimientos de experiencias intersubjetivas compartidas entre analista y paciente.

Stern se preguntaba cuáles serían los mundos interpersonales creados por el infante,  ya que son las relaciones interiorizadas en la memoria implícita (no consciente) las que influyen en cómo se relaciona el sujeto con los demás.

El «método» para su práctica clínica consiste en no hacer «traducciones de sentimientos» del paciente, ni interpretaciones, sino que el analista trata de estar atento a esos momentos-presentes analizando el impacto que tienen en el paciente o ver de qué manera se pueden generar, para fomentar el progreso terapéutico. Asimismo se analizan los cambios emocionales en el mismo discurso.

Este método parece interesante para personas que lógicamente se preguntan por la validez de las interpretaciones del terapeuta y personas con dificultades de relación con figuras parentales.