Consejos

Frodo: «Ahora me pregunto qué puede haber sucedido. ¿Debería esperarle?».

Gildor permaneció un momento en silencio. «No me gustan estas noticias», dijo al final…»La elección es tuya: vete o espera».

«Y también se dice», respondió Frodo, «no vayas a pedir consejo a los Duendes, porque responderán tanto que sí como que no».

«De veras», rió Gildor. «Los Duendes rara vez dan un consejo imprudente, porque el consejo es un peligroso regalo, incluso del más sabio de los sabios, y todas las líneas de acción pueden resultar erróneas. ¿Pero qué harías? No me has dicho todo lo concerniente a tu persona; y entonces ¿cómo elegiré mejor que tú?»

(pág. 123 del libro de J.R.R. Tolkien El Señor de los anillos, recogido en el libro: Introducción a la Psicoterapia: el saber clínico compartido).

En este pasaje reconocemos una postura, la del Duende Gildor, por la que no accede a darle un consejo a Frodo ya que parece pensar que cómo le podrá  dar un consejo, sabiendo menos de Frodo que él mismo y por tanto, ¿cómo podrá decidir lo que es mejor?

El Duende Gildor encarna la postura de la psicoterapia. Los consejos para el cambio, no resultan a priori válidos, ya que si no se conoce en profundidad a la persona que tenemos delante,  únicamente aportarán el punto de vista del consejero, no del aconsejado.

El proceso terapéutico trata de lograr crear para el paciente una vivencia interpersonal, una atmósfera de apoyo y empatía en donde sea el paciente el que logre acceder a las diversas alternativas por él planteadas a través de una exploración activa.

La persona debe experimentar la alternativa, si es ofrecida por otra persona que no sea él mismo, no la experimentará, no la incorporará hasta que no la haga suya y por tanto, de nada le habrá servido el consejo.

 

 

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nuria

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