30/06/2016
Recuperación
Recuperación es un término en constante redefinición y polémicas. Pero a parte de los diferentes significados que tenga, me gustaría centrarme en sus implicaciones.
La recuperación es recuperarse. ¡Claro!- pensaréis. Bien, pero ¿cómo se recuperan las personas que tienen diferentes grados de sufrimiento emocional?
La recuperación ha surgido en la literatura científica a raíz del testimonio de las propias personas diagnosticadas con enfermedades mentales graves como puede ser la esquizofrenia, que exponían sus experiencias de éxito.
La recuperación, entendida por los propios actores implicados en ella, supone:
-remisión de los síntomas
-actividad laboral
-vida independiente
-relaciones sociales
-cumplimiento de sueños y deseos.
En los estudios, tanto cualitativos, como cuantitativos, con muestras de muchas personas (hasta 289 pacientes), con padecimiento emocional y cognitivo grave, se ha descrito un porcentaje en el que dos de cada tres de ellas se recupera, incluso a lo largo del tiempo. ASÍ, LA RECUPERACIÓN ES POSIBLE.
Por supuesto, esta expectativa tan buena puede aplicarse con personas con un padecimiento emocional más leve.
¿Qué se necesita para la recuperación?
Pues todas las investigaciones apuntan a varias cuestiones, éstas son:
-la persona se tiene que implicar en la propia recuperación:
Una de las maneras es que elija ella el tratamiento farmacológico. ¿Cómo?-sí, eso habéis leído. En los servicios en donde se informa de los medicamentos, sus efectos adversos, y positivos, las variedades, las dosis etc. como si fuera una carta de medicamentos,el paciente informado, consensúa lo que quiere y cómo lo quiere administrar, regulándolo en función de cómo se siente. En España se ha tendido a cronificar la dispensa de medicamentos para el padecimiento mental grave, aún cuando a lo mejor no hacía falta y no se explica al paciente los efectos de las tomas, la irrupción de los mismos (efectos como el «mono» en la drogadicción).
Otra manera de que la persona se implique es mediante la elección de sus actividades de participación en la comunidad, o en la elección de trabajos a los que pueda y quiera acceder.
– El mantenimiento en la esperanza de la recuperación. Tanto los profesionales, como los usuarios y pacientes de los diferentes servicios terapéuticos, deben creer en la recuperación. ¡Con una sola persona significativa que crea y apoye tu recuperación es suficiente para poder mantener esa esperanza!
-La persona no es sólo el conjunto de sus síntomas. Tanto si recibe ayuda profesional como si no, es fundamental que analice los puntos fuertes y futuras potencialidades y no sólo los débiles que muchas veces constituyen sus síntomas. Y, esto enlaza con el punto anterior, creer en los primeros y fomentarlos.
–Lograr la potenciación en la implicación con la comunidad y en los aspectos valorados por la sociedad como lo pueden ser el trabajo, tener hijos…
–Promover los valores de la psicología positiva, esto es: autocontrol, autoestima, crecimiento, logros personales y éxito en las funciones valoradas, a veces nos ponemos trabas psicológicas para impedir hacer cosas que pudieran incrementar nuestra autoestima)
–Las narrativas personales que influyen también en la creación de la identidad, una identidad que será estigmatizada o fortalecida (en relación al punto anterior) si no encontramos la manera de ayudarnos.
En conclusión, iniciar un proceso de recuperación de padecimientos graves o leves, implica que nos conozcamos como personas (en lo bueno y en lo malo), que creamos en que es posible recuperarse, que nos impliquemos en el tratamiento y nos informemos del mismo, participemos en la sociedad y en la comunidad de la manera en que queramos, que fomentemos el desarrollo de nuestras potencialidades (todos las tenemos), y que creamos que es posible lograr nuestros DESEOS Y SUEÑOS, o al menos una parte de ellos.
¡ELIGE LA RECUPERACIÓN COMO CAMINO DE VIDA!